Daniel
Bendersky y Miguel Angel Spinella, fueron estudiantes y militantes de la Facultad de Ciencias
Exactas de la UBA
secuestrados en 1978. Secuestrados por organizar la solidaridad con las madres
y familiares de desaparecidos frente violaciones a los derechos humanos, por
participar de una gran campaña durante el mundial del `78 para desnudar las
atrocidades de la dictadura, por luchar en contra de la guerra con Chile
durante el conflicto del Beagle y por denunciar la penetración imperialista
rusa y yanqui en su facultad.
"Muy
diferentes en su personalidad los aunaba la profundidad de su ingenio, su
picardía y su alegría", así los recordaba Claudio, compañero y amigo de
ambos, en el "Homenaje a los mártires de la lucha contra el golpe de
estado de 1976 y la dictadura" realizado en el 2009.
Daniel
tenía 27 años, era físico, tocaba la guitarra, quería tocar el órgano y había
hecho una investigación sobre la vida útil de la usina atómica de Atucha. Investigación
que nunca pudo defender porque lo arrebataron de su casa el 16 de septiembre a
las 11.30. Cuatro personas vestidas de civil que se presentaron como miembros
de la Policía Federal
habían ido a buscarlo para un supuesto interrogatorio del que nunca más volvió.
José Bendersky,
padre de Daniel, en una entrevista que diera a la "Comisión Israelí por
los Desaparecidos Judíos en Argentina" en el 2001 recordaba: "en el
98, un grupo de estudiantes que trabajaban en la comisión atómica y en la
facultad, encontraron el trabajo de Daniel, lo leyeron y les pareció que era
demasiado bueno, lo entregaron a los profesores de la Facultad de Ciencias
Exactas, los profesores lo estudiaron y le clasificaron con un diez. Cuando el
decano vio el mérito que tenía el trabajo, decidieron entregar el
diploma". Los padres de Daniel recibieron en su nombre el diploma frente a
800 personas.
Miguel
tenía 25 años, había nacido en Torino (Italia), estudiaba biología, trabajaba
en la empresa del padre de su amigo Daniel Bendersky, estaba casado y tenía un
hijo, Pablo. "Micky", como lo recuerdan sus compañeros, fue detenido
el 14 de septiembre cuando se dirigía a la casa de sus padres. “Lo agarraron en
Constitución; mi padre iba rumbo a Quilmes, a la casa de mis abuelos, donde
vivía yo. Cumplo años el 16 de septiembre y a él lo secuestraron el 14. Le
pusieron una capucha y lo llevaron en un Dodge 1500 a la ESMA. Le sacaron una foto
con un chico con guardapolvo azul y un maletín, que era yo, y unos panfletos en
contra de la guerra con Chile", este fue el testimonio que dio su hijo
Pablo a Página/12 en el 2009.
Daniel y
Miguel fueron parte indispensable de una generación marcada a fuego por el
Cordobazo, el ejemplo de René Salamanca en el SMATA Córdoba, la revolución
cubana y el “Che” Guevara, que protagonizaron la lucha contra el golpe y luego
la lucha antidictatorial. En definitiva, parte de la historia de la lucha por
una sociedad sin explotadores ni explotados.
Por eso,
a 34 años de su desaparición física los recordamos desde su ejemplo de vida al
servicio de la lucha revolucionaria para extraer las enseñanzas necesarias para
las luchas del presente. Y también, como decía Claudio, con una sonrisa abierta
como la que tenían ellos hacia la vida, con esa alegría de la acción
revolucionaria pero también con la alegría de la cotidianeidad compartida.
Daniel y
Miguel ¡hasta la victoria, siempre!