viernes, 5 de junio de 2009

¿Quiénes Somos?

Fundado el 6 de enero de 1968
Partido Comunista Revolucionario

El PCR es el partido político revolucionario del proletariado argentino, el destacamento nacional de una clase internacional. Nuestro propósito es dirigir al proletariado y las masas populares en la lucha revolucionaria contra sus enemigos (el imperialismo, los terratenientes y la burguesía intermediaria del imperialismo) hasta lograr el objetivo histórico de la clase obrera: la dictadura del proletariado y la sociedad comunista. La Argentina es un país dependiente disputado por varias potencias, en el que predominan relaciones de producción capitalistas. Relaciones trabadas y deformadas históricamente por la dominación imperialista y el mantenimiento del latifundio de origen precapitalista en el campo. Históricamente los imperialistas ingleses, yanquis, alemanes, rusos, franceses, italianos y otros han disputado por controlar el país y saquear nuestras riquezas. En la actualidad se ha sumado un nuevo contendiente en esta disputa: el imperialismo chino. Aspiramos enfocar la política argentina y mundial desde la óptica de los intereses de la clase obrera a la luz del marxismo-leninismo-maoísmo. El Partido, como instrumento de vanguardia (forma superior de organización del proletariado), busca desarrollar y dirigir el frente único social y político para que las masas conquisten el poder. La historia demostró que es imprescindible un partido de vanguardia para transformar una situación revolucionaria en revolución triunfante. Esta es nuestra responsabilidad histórica, he aquí la necesidad de desarrollar numérica, orgánica, política e ideológicamente el PCR. ¿Cómo nació el PCR? El 6 de enero de 1968 se produjo la ruptura más grande que tuvo el Partido Comunista de Argentina, producto de un complejo proceso que cuestionó la línea oportunista de ese partido y sus métodos antileninistas. Inicialmente nos organizamos como Comité Nacional de Recuperación Revolucionaria, PC (CNRR) integrado por compañeros provenientes mayoritariamente de la FJC (Juventud del PC), del PC y del Movimiento Estudiantil Nacional de Acción Popular (MENAP). Eligiendo a Otto Vargas como su secretario general, desde su fundación hasta la actualidad. “Es necesaria la diferenciación clara y tajante entre los dos comunismos: el que deja de serlo y el que retoma la bandera caída para llevarla al triunfo. Este último se expresa ya en el plano teórico, político, organizativo y militar, mostrando a la clase obrera que el comunismo no es el regenteado por el CC [Comité Central] oportunista, responsable de tantos fracasos históricos del Partido y del proletariado argentino, sino el que continúa la trayectoria científica y revolucionaria de los sectores más lúcidos de la clase obrera argentina y que se expresa a través de quienes se van nucleando a través del PC (CNRR). (…) Por estas razones, a partir de hoy, nuestro Partido pasa a llamarse Partido Comunista Revolucionario de la Argentina”, (resolución sobre la adopción del nombre, 10/3/1969, Documentos aprobados desde la ruptura con el PC revisionista hasta el 1º Congreso del PCR). Nuestro partido nació con las grandes puebladas que conmovieron a la dictadura encabezada por el general Onganía (1966-1970) y del histórico Cordobazo (pueblada conducida por el movimiento obrero cordobés, en mayo de 1969). En esa época “los estudiantes encendieron la mecha, y los obreros y las masas hicieron arder la Argentina. Nosotros dirigíamos la FUA [Federación Universitaria Argentina] cuando se encendió la mecha. Y luego, el Smata Córdoba [seccional del sindicato de mecánicos dirigido por René Salamanca, miembro del Comité Central del PCR]”, explica Otto Vargas en el libro ¿Ha muerto el comunismo? “Surgimos a la vida política cuando nos convencimos que ese partido [PC de Argentina] ya era irrecuperable para la revolución, en momentos que el Che Guevara luchaba en Bolivia y la dirección de ese partido nos atacó por defenderlo y por querer apoyarlo. (...) Cuando el mundo era conmovido por la heroica lucha del pueblo vietnamita, y la gran Revolución Cultural Proletaria en China”, (Programa del Partido Comunista Revolucionario de Argentina). Desde nuestros inicios la historia encontró al Partido ligado al pueblo, estrechando con las masas peronistas lazos de lucha y de sangre de nuestros mártires en la lucha antigolpista (hasta 1976) y en la lucha antidictatorial (1976-1983). Luego enfrentamos consecuentemente las políticas entreguistas y antipopulares de Alfonsín (1983-1989), Menem (1989-1999), De la Rúa (1999-2001), Duhalde (2002-2003) y la actual de Kirchner. Desde 1994, a partir del nuevo auge de luchas que se inicia con el Santiagueñazo, planteamos reagrupar las fuerzas patrióticas y populares hacia una pueblada nacional, un argentinazo triunfante que impusiera otra política y otro gobierno. Como camino de aproximación a la liberación nacional y social en marcha al socialismo. Socialismo: derrota, no fracaso. En el siglo pasado la humanidad vivió el surgimiento de revoluciones que llevaron a la independencia y desarrollo de esos países. Con estados socialistas que a través de la dictadura del proletariado decidían qué y cómo se produce y cómo distribuirlo, garantizando comida, salud y educación para millones. “La revolución rusa, la china, la cubana y demás revoluciones triunfantes significaron un salto gigantesco en la historia de la humanidad y sus enseñanzas son de validez universal. Ellas confirmaron y desarrollaron las tesis fundamentales del marxismo” (Programa del PCR). Sin embargo en la URSS el revisionismo logró conquistar la dirección del partido comunista y de ese Estado (en 1957, con la implementación de las tesis del XX Congreso del PCUS), iniciando el camino de restauración capitalista, transformándose en un Estado social – imperialista (socialista de palabra e imperialista en los hechos). Aprendiendo de esta experiencia Mao Tsetung planteó la teoría sobre la continuación de la revolución en las condiciones de la dictadura del proletariado, aporte fundamental para el marxismo. Y la llevó a la práctica en su propio país, China, a través de la Gran Revolución Cultural Proletaria, una gigantesca convulsión dentro del socialismo donde la lucha de clases fue protagonizada por millones. Esta impidió, desde 1966 y por 10 años, la restauración capitalista y permitió sostener la dictadura del proletariado. Con su muerte, 1976, y “con la derrota de la Revolución Cultural Proletaria, y la restauración capitalista en China, en 1978, se cerró una etapa en el desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado mundial; una etapa en la que el proletariado conquistó y ejerció el poder en países que llegaron a abarcar la tercera parte de la humanidad”, (Programa del PCR). La lucha por acabar para siempre con la explotación del hombre por el hombre llevará un largo proceso histórico. A veces parecerá que los explotadores, los reaccionarios son invencibles; otras que el pueblo es imparable. Como dijo Mao Tsetung: “¡Qué diferentes son la lógica del imperialismo y la del pueblo! Provocar disturbios, fracasar, provocar disturbios de nuevo, fracasar de nuevo, y así hasta la ruina: esta es la lógica de los imperialistas y de todos los reaccionarios del mundo frente a la causa del pueblo, y ellos no marcharán nunca contra esta lógica. Esta es una ley marxista. (...) Luchar, fracasar, luchar de nuevo, fracasar de nuevo, volver a luchar, y así hasta la victoria: esta es la lógica del pueblo, que tampoco marchará jamás contra ella. Esta es otra ley marxista”. (Desechar las ilusiones, prepararse para la lucha. Obras Escogidas de Mao Tsetung. Tomo 4).