Luego del contundente repudio al encarcelamiento del delegado ferroviario Rubén Sobrero, expresado entre otras tantas actividades en la movilización del lunes a Plaza de Mayo de organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles, políticas, con la adhesión y solidaridad desde todo el país, el juez de la causa, Juan Manuel Yalj decidió hoy la excarcelación, y reconoció la endeblez de los argumentos de la causa iniciada. Pero ha quedado clara la intencionalidad política detrás de esta nueva persecución. El gobierno K trata de ensuciar a las direcciones combativas y clasistas de los trabajadores. Mientras detenían a Sobrero, Fernández acusaba a Pino Solanas, y todo a una semana de dejar libre a Carlos Menem, principal liquidador de los ferrocarriles argentinos.
Maniobras como esta le sirven al gobierno para intentar tapar los asesinatos en Jujuy, Formosa, el Parque Indoamericano, Mariano Ferreyra y Mártires López. Pero los trabajadores argentinos no comen vidrio. El encarcelamiento del "Pollo" es una amenaza a todo el movimiento obrero, a los petroleros que luchan por convenio, los del subte por mejores condiciones de trabajo, los desocupados, que avanzaron en una enorme demostración unitaria la semana pasada, los mayores en lucha por aumentar su jubilación, y es una forma de preparar el terreno para el ajuste que prepara para después de las elecciones de octubre, con tarifazos y topes salariales. Es por eso que todo el movimiento obrero debe enfrentar con fuerza estas persecuciones, cambiar la correlación de fuerzas en los cuerpos de delegados para estar firmes frente a la crisis y sus consecuencias, para que sus efectos no caigan sobre las espaldas del pueblo.