sábado, 24 de julio de 2010

Entrevista al coordinador del PCR de la Capital Federal


Gustavo Funes, coordinador del Partido Comunista Revolucionario de la Capital Federal, conversó con nosotros acerca de los diferentes focos de tormenta, “muy ocultados por la mayoría de los medios”, que se presentan en la Ciudad de Buenos Aires en la Salud y Educación, en días en que el escándalo alrededor de la Policía Metropolitana, el espía Ciro James, el Fino Palacios y el espionaje sobre organizaciones civiles y sociales desató el procesamiento del jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, con la consiguiente crisis política que se irá desarrollando a partir de estos días.
Los diferentes focos de tormenta que el gobierno nacional tiene en la salud y la educación en la Capital orientan la posición del partido de cómo atender los diferentes problemas y golpearlo a Macri, partiendo de la base de que es un sector muy importante de los enemigos del pueblo. La situación delicada que atraviesa tanto la Salud como la Educación son volcanes que, si entran en erupción, se pueden llevar por delante al funcionario que cuadre...


A modo de ejemplo, el Hospital de Niños tiene una lista de espera quirúrgica de 4.000 chicos; el escándalo de la muerte de un neo nato en el Hospital Santojanni por falta de anestesistas, tema tapado rápidamente, es un hecho que desnuda la precariedad del sistema de salud en la Ciudad, en la que en los hospitales públicos son necesarios unos 300 anestesistas y no llegan a 150. Mientras buscan un ‘chivo expiatorio’ en el jefe del hospital o los médicos de guardia, es el ministerio de Salud porteño el que tiene que designar suficientes anestesistas para las urgencias. Esto independientemente del debate del nivel salarial que exigen algunas corporaciones de anestesistas para un servicio vital como este.


En los hospitales públicos, el gobierno está muy por debajo de los niveles salariales generales de los profesionales de la salud, que están pidiendo un piso de 6.000 de arranque para médicos y también para enfermeros cuyo trabajo sea de alto riesgo. Algunos trabajadores municipales que trabajan en administración, como Contaduría, tiene plus por manejo de dinero, pero en cambio no lo tiene el que trabaja en una terapia intensiva o expuesto a la gripe A; aunque también, con justa razón, se remunera trabajo insalubre a un empleado de cementerio por alto impacto psicológico, no se retribuye salarialmente al enfermero que trabaja con enfermos terminales. Que se equipare el salario es una reivindicación que se impulsa desde varias agrupaciones autoconvocadas de los hospitales; de lograrse, sería un salto cualitativo en valores salariales.


Con la gripe A colapsaron un montón de guardias por no tener condiciones mínimas; de siete quirófanos del hospital de Niños funciona uno; denuncian que en algunos quirófanos no hay toallas descartables… Ante este panorama, Macri, propuso hacer un padrón de la Capital de modo de que no se atendiera a los que vinieran de una provincia o del exterior, una medida discriminatoria casi fascista. Si no fuera por la lucha de médicos, enfermeros, pacientes y vecinos, se hubieran trasladado 17 hospitales, como trataron de hacer con el Instituto de Oftalmología Lagleyze, aprovechando la inundación.


En esas ocasiones, aparece un fenómeno interesante de entrelazamiento entre los profesionales y los vecinos, similar a lo que pasó también ante el intento de cierre de los hospitales psiquiátricos como el Moyano, resistido también por gremios como la Asociación de Trabajadores del Estado-ATE. Hay instancias como las comisiones Interhospitalarias que son importantes a la hora de coordinar las luchas, para no dejar atrapados los conflictos dentro de las fronteras de lo sindical, municipal, profesionales, no profesionales y jóvenes residentes, etcétera.


La Educación es otro tema que aparece en la Ciudad, y que devela la compleja trama política entre el kirchnerismo y el macrismo.


Es uno de los sectores que, con 17 sindicatos, más divisiones tiene. Y en el que, como cualquier gobernador de provincia, Macri utiliza el acuerdo salarial logrado por Ctera con el gobierno nacional para aplicarlo en el distrito. Con lo cual, el gremio de cabecera, que es la Unión de Trabajadores de la Educación-UTE, dirigido por el kirchnerismo, tiene en el acuerdo nacional un techo a la hora del reclamo a la derecha machista.


Asimismo, Macri está de acuerdo con los índices truchos del Instituto Nacional de Estadística y Censo-INDEC, intervenido por los K y dirigido por Guillermo Moreno.
Entonces, entre la división y el entramado limitante para la lucha del principal sindicato docente, UTE, a la hora de plantear el tema salarial Macri dice: “yo respeto el acuerdo nacional”. Entonces, se va logrando que en diferentes distritos se vayan organizando los educadores sobre la base del aumento salarial y contra el cierre de grados, por una política sistemática macrista de achicar los gastos del Estado, dejando docentes afuera y partidas presupuestarias que no se van a gastar.

Hasta ahora, intentaron cerrar 15 grados pero se los impidió la coordinación de varios delegados y padres que tomaron el ministerio de Educación porteño y firmaron un acuerdo para continuar. En este caso, la posición de la UTE era cuidar el puesto de trabajo del docente, reubicándolo en otro lugar. Esto reavivó el debate de si se ataca la política global del macrismo o no, dejando pibes afuera, y amparándose en la ley Federal de Educación que establece la reubicación en caso de cierre de grados.


Mientras, siguen trasladando a pibes de la zona sur hacia escuelas del norte, donde hay matrícula, así no sea todos los días a la misma escuela. Un desastre total: depositan a los chicos diariamente en una escuela diferente. La matrícula de la escuela de la villa 31 es una de las que está desbordada.

Entonces, los delegados se reúnen y discuten todo el panorama, reabrir la paritaria y frenar el plan de cierre de 150 grados este año, tratando de desatar una lucha generalizada. Se hacen jornadas sábados y domingos en varios distritos a las que van docentes, padres y alumnos, y salen a pegar carteles por el barrio para defender la escuela pública, lo cual le permite a corrientes como la nuestra avanzar en niveles de coordinación con comisiones de delegados por distritos, que se constituirían en una especie de Comisión Interna en la que también pueden participar delegados de otros gremios de la educación, como Ademis, para una política más combativa y democrática.

Y permiten estas comisiones ir entramando también otras necesidades de la política social, como los movimientos barriales de desocupados, los temas de territorio y vivienda, la lucha por el trabajo, con perspectivas grandes de lucha en una ciudad cuyo escenario está condicionado por el escándalo alrededor de la Policía Metropolitana, el espía Ciro James, el Fino Palacios, que desató el procesamiento de Macri y la consiguiente crisis política que se irá desarrollando a partir de estos días y que será tema de nuestra próxima nota.