Los obreros de la alimentación continúan su lucha, enfrentando los nuevos despidos y por sus reclamos salariales.
Marcha de trabajadores de la alimentación conmemorando el Cordobazo
“Tocan a uno tocan a todos”: es una vieja consigna de solidaridad de la clase obrera internacional y argentina. En la alimentación de Córdoba la retoman las mujeres y hombres desde la ex Lía (Arcor/Bagley), y comenzó a ser parte de la vida y del vocabulario de los trabajadores cuando en 2005 empezó a tomar forma en el conjunto de los compañeros la idea de que no se podía vivir con $1.200, cuando la canasta básica estaba en $1.800. Pero que para ir a la lucha por los $1.800 (que parecía una locura) había que efectivizar a los contratados o temporarios (que parecía otra locura), que eran casi el 40% de los trabajadores de planta. Y tomó forma, además, que para que esas dos cosas fueran posibles había que pechar delegados que expresaran lo que necesitan los compañeros. Porque era un momento en que había mucho crecimiento industrial y mucho llenarse la boca con la “distribución de la riqueza” del entonces presidente Néstor Kirchner, pero eso no se veía en los bolsillos de la clase obrera y el pueblo.
De ahí en adelante, en cada momento de reclamos mínimos reaparecía “El tocan a uno…”. Pero hubo un momento en que tomó cuerpo, y la práctica del conjunto la hizo realidad. Fue el 16 de octubre de 2007, cuando se fue a la lucha por aumento salarial por fuera del convenio. En Terrabusi se había conseguido un 10% más que el resto de la alimentación, encabezados por la Interna que dirigía Bogado. Se fue a la lucha, y cuando la empresa mandó 174 telegramas de despidos, se tomó la planta. Faltaba una semana para la elección con Cristina Kirchner como candidata. Se consiguió la reincorporación de los 174, la efectivización de 101 contratados y temporarios (todos), y se abrieron negociaciones que terminaron en un aumento de $1.200 por única vez fuera de convenio, en febrero de 2008.
En medio de las celebraciones del Bicentenario, Pagani envió seis telegramas de despido a los compañeros que durante abril y mayo en Arcor/Bagley, habían mostrado cómo se defienden los derechos de un trabajador argentino. Ni Cristina, ni Schiaretti, con la boca llena de “patria” y “pueblo”, denunciaron en sus discursos esos despidos, ni los enormes sufrimientos de la clase obrera y el pueblo.
La empresa subestimó la profundidad del proceso que hicieron los trabajadores. Fin de semana largo, sin un peso en el bolsillo, un mes de paros,los hicieron pensar que los trabajadores dejarían pasar los despidos y comenzaría la sangría. Se equivocaron.
El miércoles 26 amaneció la planta militarizada. Unos 40 guardias desconocidos recorrían la planta. Se paraban detrás tuyo. En Elaboración no te podés dar vuelta que te chocás con uno. Están en el baño. En los vestuarios. Cortaron las comunicaciones con las otras plantas, lo que impedía la comunicación con Caroya y Totoral. Fue un momento muy difícil. Pero a partir de la asamblea del mediodía de dos turnos, sobre la ruta se comenzó a dar vuelta el guante. Se retomó la coordinación con las otras plantas, y los trabajadores encontraron la forma de bajar las líneas y de sostenerse, dando batalla a las amenazas de la empresa.
Se sostuvo y coordinó la baja de la producción todo el jueves y el viernes. La empresa siguió amenazando, que hay 20 despidos más “en estudio”; pero fue ganando fuerza en la gente la idea de que hay que hacer jugar a la CGT y al gobernador de Córdoba. Se planteó en las asambleas al gremio, y corrió de boca en boca “que juegue la CGT”.
Luego del acto en el que las dos CGT fueron juntas, hubo reunión de Schiaretti con los secretarios generales de los gremios, porque la provincia decidió “ceder a la CGT de Córdoba” el viejo edificio que le expropió la dictadura. El edificio de 27 de Abril y Vélez Sarsfield, desde donde Atilio López, Agustín Tosco y René Salamanca dirigieron un movimiento obrero cordobés que marcó para siempre la historia argentina de los últimos 50 años.
A las 18 hs. del viernes se hicieron presentes en la planta de Lía los cuerpos orgánicos de las dos CGT, para informarle a los despedidos y a los compañeros que el propio Schiaretti y Sereno (ministro de Trabajo de la provincia) se comprometían a tomar cartas en el asunto.
A las 21 hs. del viernes se hizo una asamblea. Predominó un estado de ánimo de sostener la lucha para hacer posible la reincorporación. Los despedidos dijeron: “no queremos plata, queremos volver a entrar”. Se escucharon opiniones como “hoy vinieron los carteludos, yo no lo podía creer”, “hoy cambió la cosa, ya no es lo mismo que el miércoles”.
Por arriba están todos pensando en el 2011. Se habla de encuentros entre De Vido y De la Sota. Todos negocian en beneficio de los poderosos. Los trabajadores, confiando en su propia fuerza, están obligando a jugar a todos los “carteludos”.
Fue la lucha sostenida la que los hizo aparecer. No hay que sacarles el cuchillo de la panza. Porque la unidad de la CGT tiene que recorrer un profundo debate del que sea parte hasta el último obrero de Córdoba, para que se reabran las paritarias ahí donde se cerraron y que se vaya a la lucha por aumentos salariales igual a la canasta familiar de $ 5.000. Que los delegados y las comisiones internas tengan acceso a los libros de las empresas donde constan las facturaciones y las ganancias, y que esos números se den a conocer en las asambleas de todos los lugares de trabajo.
Además, en la provincia hay plata. Se cierra una cosecha record de soja. La provincia aportará 14,2 millones de toneladas a la nación, y sólo vuelven 165 millones de dólares.
Reclamos
• Reincorporación de todos los despedidos ya.
• Pago del 35% de una sola vez.
• Basta de juicios a Bogado, María Rosario, Arcadio Alfonso y Jorge Penayo.
• No al intento de desafuero de los delegados de Caroya.
• En la alimentación: tocan a uno, tocan a todos.
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Cómo se expresó la solidaridad obrera
Relato de un viaje a Arroyito (planta de Arcor-Córdoba)
En el marco de la extraordinaria lucha por aumento salarial de la alimentación, compañeros de Córdoba y Caroya se movilizaron hacia la planta Arcor de Arroyito.
El jueves 6 de mayo salieron de Lía cinco ómnibus repletos de compañeros de Bagley Córdoba y Arcor Caroya hacia Arroyito, el pueblo de Pagani (dueño de la empresa Arcor), en busca de unidad de los trabajadores en la lucha por el aumento salarial, que tanto necesitan los obreros de la alimentación.
Romero, Sec. Gral. de la filial STIA Arroyito, sin asambleas, había pactado un acuerdo salarial insuficiente (un 20%, con un par de cifras no remunerativas también escasas) con la empresa Arcor. Rompieron así relaciones con las otras filiales del país que estaban en lucha por un aumento igual a la canasta familiar de FTIA de $ 3.200 (insuficiente para los trabajadores).
Al llegar a Arroyito se observaba claramente un clima de miedo en los habitantes, ya que estratégicamente las fuerzas que funcionan en contra de la clase obrera, habían hecho llegar a oídos de la gente que los que llegaban de Córdoba venían con el fin de atacar a los vecinos. Marchando por las calles hasta llegar al gremio STIA, los vecinos, algunos curiosos, salían a ver la marcha, mientras otros miraban la movilización desde adentro de sus casas. Niños que creían que era un juego sacaban sus tambores y acompañaban el ritmo, mientras sus abuelas lloraban en la vereda pensando que la delincuencia había llegado a su tan tranquilo pueblo para agredir su fuente de trabajo y a su ‘dueño’, Pagani.
Según relatos de los propios trabajadores son puestos de trabajo en pésimas condiciones, no distintas a las del resto de las fábricas del imperio Arcor.
Ya en el gremio, vecinos avisan que no había nadie, la policía custodiando el edificio no dejaba a los obreros aproximarse. Un par de huevos y cánticos en repudio a Romero y Pagani. Romero avisa que está decidido a recibir a 3 compañeros pero… ¡en la Comisaría del pueblo!
La necesidad es la misma
Marcha hasta la fábrica. Al llegar estaba saliendo el turno mañana, el sonido del megáfono aclamaba ‘unidad de los trabajadores’, eso calmó a los obreros, a quienes desde adentro los jefes les habían informado que “vienen a reventar Arroyito”. Sin embargo, algo pasó… hubo como un encuentro entre hermanos, los compañeros de Arroyito saludaban y se abrazaban con los compañeros de Córdoba y de Caroya. La necesidad es la misma, pero Arroyito es el feudo de Pagani, y el nivel de opresión que tienen los obreros, inclusive sus delegados, por parte de esos sindicalistas traidores y la empresa, es terrorífica.
Los representantes de STIA Córdoba que encabezaban a los trabajadores ese día, tuvieron que darle contención y asesoramiento a los trabajadores, que sumergidos en su opresión no sabían -como delegados- que hacer una asamblea en planta, es legal.
Asamblea va y asamblea viene. Arroyito le pide a Córdoba y Caroya que se queden a darles soporte hasta las 18 hs., salida del turno intermedio. A las 18, compañeros desde adentro de la fábrica mandaban mensajes diciendo que la jefatura de planta no los dejaba salir. Romero, por su parte, también estaba en planta amenazando a los obreros. ¡Y a estos nadie les hace juicio por retención indebida de personas!
Agotados de cansancio la vuelta era esperada en Córdoba con la ruta cortada y los bombos sonando. Fue una experiencia que, tanto planta Córdoba, como Caroya y Arroyito, necesitaban. Las masas hacen su proceso. Caroya tomó fuerzas cuando tuvo que defender a un compañero despedido. Córdoba con la toma de planta del 2007. Es entendible lo de Arroyito. Después de estar cinco décadas ‘dormido’, realizó un paro de 8 horas. Esta experiencia les hizo abrir los ojos: Romero los estaba engañando en conjunto con la explotadora Arcor.
Arroyito ‘estaba dormido’, y de a poco va despertando. Y son sus compañeros de las otras plantas que los están esperando para que -cuando a ellos les llegue ese día que se armen en su lucha- se fortalezca la unidad de las 4 plantas de Arcor Córdoba, y así hacerse indestructibles. ¡Fuerza compañeros de Arroyito!
Relato de un viaje a Arroyito (planta de Arcor-Córdoba)
En el marco de la extraordinaria lucha por aumento salarial de la alimentación, compañeros de Córdoba y Caroya se movilizaron hacia la planta Arcor de Arroyito.
El jueves 6 de mayo salieron de Lía cinco ómnibus repletos de compañeros de Bagley Córdoba y Arcor Caroya hacia Arroyito, el pueblo de Pagani (dueño de la empresa Arcor), en busca de unidad de los trabajadores en la lucha por el aumento salarial, que tanto necesitan los obreros de la alimentación.
Romero, Sec. Gral. de la filial STIA Arroyito, sin asambleas, había pactado un acuerdo salarial insuficiente (un 20%, con un par de cifras no remunerativas también escasas) con la empresa Arcor. Rompieron así relaciones con las otras filiales del país que estaban en lucha por un aumento igual a la canasta familiar de FTIA de $ 3.200 (insuficiente para los trabajadores).
Al llegar a Arroyito se observaba claramente un clima de miedo en los habitantes, ya que estratégicamente las fuerzas que funcionan en contra de la clase obrera, habían hecho llegar a oídos de la gente que los que llegaban de Córdoba venían con el fin de atacar a los vecinos. Marchando por las calles hasta llegar al gremio STIA, los vecinos, algunos curiosos, salían a ver la marcha, mientras otros miraban la movilización desde adentro de sus casas. Niños que creían que era un juego sacaban sus tambores y acompañaban el ritmo, mientras sus abuelas lloraban en la vereda pensando que la delincuencia había llegado a su tan tranquilo pueblo para agredir su fuente de trabajo y a su ‘dueño’, Pagani.
Según relatos de los propios trabajadores son puestos de trabajo en pésimas condiciones, no distintas a las del resto de las fábricas del imperio Arcor.
Ya en el gremio, vecinos avisan que no había nadie, la policía custodiando el edificio no dejaba a los obreros aproximarse. Un par de huevos y cánticos en repudio a Romero y Pagani. Romero avisa que está decidido a recibir a 3 compañeros pero… ¡en la Comisaría del pueblo!
La necesidad es la misma
Marcha hasta la fábrica. Al llegar estaba saliendo el turno mañana, el sonido del megáfono aclamaba ‘unidad de los trabajadores’, eso calmó a los obreros, a quienes desde adentro los jefes les habían informado que “vienen a reventar Arroyito”. Sin embargo, algo pasó… hubo como un encuentro entre hermanos, los compañeros de Arroyito saludaban y se abrazaban con los compañeros de Córdoba y de Caroya. La necesidad es la misma, pero Arroyito es el feudo de Pagani, y el nivel de opresión que tienen los obreros, inclusive sus delegados, por parte de esos sindicalistas traidores y la empresa, es terrorífica.
Los representantes de STIA Córdoba que encabezaban a los trabajadores ese día, tuvieron que darle contención y asesoramiento a los trabajadores, que sumergidos en su opresión no sabían -como delegados- que hacer una asamblea en planta, es legal.
Asamblea va y asamblea viene. Arroyito le pide a Córdoba y Caroya que se queden a darles soporte hasta las 18 hs., salida del turno intermedio. A las 18, compañeros desde adentro de la fábrica mandaban mensajes diciendo que la jefatura de planta no los dejaba salir. Romero, por su parte, también estaba en planta amenazando a los obreros. ¡Y a estos nadie les hace juicio por retención indebida de personas!
Agotados de cansancio la vuelta era esperada en Córdoba con la ruta cortada y los bombos sonando. Fue una experiencia que, tanto planta Córdoba, como Caroya y Arroyito, necesitaban. Las masas hacen su proceso. Caroya tomó fuerzas cuando tuvo que defender a un compañero despedido. Córdoba con la toma de planta del 2007. Es entendible lo de Arroyito. Después de estar cinco décadas ‘dormido’, realizó un paro de 8 horas. Esta experiencia les hizo abrir los ojos: Romero los estaba engañando en conjunto con la explotadora Arcor.
Arroyito ‘estaba dormido’, y de a poco va despertando. Y son sus compañeros de las otras plantas que los están esperando para que -cuando a ellos les llegue ese día que se armen en su lucha- se fortalezca la unidad de las 4 plantas de Arcor Córdoba, y así hacerse indestructibles. ¡Fuerza compañeros de Arroyito!
Notas anteriores sobre la lucha de los obreros de la Alimentación:
Edición 1319
Edición 1317
Hoy 1317 / La heroica lucha de los trabajadores de la alimentación
Córdoba: nada será igual en Arcor
Córdoba: nada será igual en Arcor
Edición 1316
Edición 1315